Este año, como todos, presté mucha atención a los galeristas; me encanta esa gente. Suelen tener un aspecto de una sobriedad estilizada y moderna; están sentados ante mesas repletas de libros y revistas y casi todos ellos, absortos manejando ordenadores portátiles. La tenue luz de las pantallas les envuelve en un halo de espiritualidad transida de esencias abisales (supongo). A mi me gustaría hablar con ellos, pero mi timidez no me lo permite, además de que, como no compro, no quiero interrumpir su metafísico trabajo. De todas formas, no parece que estén ahí, sino donde les ha llevado la pantalla de su ordenador.
23 ABRIL 2009
© 2009 pepe fuentes