Hice fotografías «azarosas e inevitables», impaciente por entrar a ver la exposición. A ratos llovía. Cuando escampaba sacaba mi cámara y fotografiaba la sobriedad de las formas eclécticas y neoclásicas de la parte posterior del Museo. Su aparente hermetismo y frialdad, sin embargo, transmitía misterio y profundidad: algo muy serio y trascendente habitaba el interior del edificio y esa energía llegaba a través de los muros y ventanas. Creo que me estoy poniendo estúpidamente enfático; pero esa fue la sensación que me impulsó a fotografiar. A fin de cuentas, mi Mamiya aspira a ser un poco artística, porque como decía Bacon: «El arte está en la lucha continua por acercarse al lado sensorial del los objetos».
11 MAYO 2009
© 2009 pepe fuentes