veintidós de Abril: anteayer comencé el día leyendo Cuadernos de un mamífero, de Erik Satie. Luego, no hice nada en todo el día. Ayer también empecé con él, pero escuchando su música en el coche. Para evitar la desgana decidí largarme por ahí; hacia el sur, cerca, no quería aventuras extenuantes. Últimamente sólo puedo con recorridos cortos en los que pueda pensar en otra cosa. Además, siempre vuelvo antes de que anochezca. Sé hasta dónde llegué: Cabezarados, en Ciudad Real. De lo que no me acuerdo apenas es de lo que pensé; mejor dicho, hoy, todavía mantengo algunos ecos de ruidos extraños en mi cabeza que he decidido eliminar completamente, por absurdos. Soy bueno en eso: olvidar desvaríos mentales. No, no fue un día glorioso, sólo soleado (como los animales tiernos y viejos busco el sol porque me ayuda a despreocuparme del futuro e incluso del presente). Este hermoso árbol estaba a la derecha de la carretera, según iba.
17 MAYO 2009
© 2009 pepe fuentes