Pero mi acobardamiento no era sólo por el frío o por los jardineros indiferentes sino, también, por el resto de los visitantes. Había bastantes europeos de mediana edad y un grupo numeroso de adolescentes franceses. En mi paranoia me los imaginaba pertenecientes a sectas neonazis que habían venido en peregrinación a visitar la tumba del dictador. Me sentía un poco idiota pensando así, pero claro, sé que los adeptos a ideas de victoria o muerte suelen hacer esas cosas y que además son muy susceptibles. No obstante, todos parecían tan inofensivos como yo, que sabía lo que hacía allí; sin embargo, ¿qué hacían ellos? No me lo explicaba y eso me inquietaba. En el colmo de mi alucinación persecutoria, pensé que el individuo del fondo me espiaba y fotografiaba.
9 JULIO 2009
© 2009 pepe fuentes