…En alguna de las cartas a mis otros amigos mencionaba momentos esenciales vividos con ellos. Contigo ha habido muchos, pero ahora recuerdo como muy especiales las interminables charlas que manteníamos, a mediados de los años ochenta, en un bar que se llamaba Albatros, tú frente a tu copa de 103 con hielo (horroroso coñac, por cierto), y yo ni siquiera me acuerdo que tomaba, creo que también coñac, pero sin hielo. Sentados frente a una mesa baja, pasábamos mucho tiempo contándonos anhelos y mirando de reojo a la puerta a ver si entraban chicas a las que desear; o más difícil todavía: amar. En aquella época, tú que has sido siempre emprendedor e inquieto, probabas de todo: eterno estudiante, poeta, pintor, escultor, fotógrafo, promotor de fiestas populares, político, viajero y enamoradizo. En fin, seguir tu incesante actividad me exigía una atención permanente, pero muy enriquecedora, porque yo, a pesar de mis esfuerzos (pocos), no conseguía salir del cenagal de mis limitaciones…
4 AGOSTO 2009
© 2009 pepe fuentes