…Halagado, continué más o menos cerca de él, para ver lo que hacía y si continuaba imitándome. Siguió fotografiando en el interior del patio, más o menos cerca de donde yo lo hacía, pero se desentendió de mí y mi vanidad se resintió un poco. Indudablemente era un chico preocupado por la estética y parecía que intentaba aproximarse al «arte fotográfico». Quizá todavía no supiera que ese arte, a pesar de su aparente concreción o precisamente por ella, es imposible. Sin embargo, no ocurría así con la obra de Juan Muñoz y por eso me encontraba tan sobrexcitado. Su obra, a pesar de ser figurativa, luego, aparentemente identificable, ofrece un campo de interpretaciones y ensoñaciones infinito. Vuelvo al muchacho fotógrafo: no tardé en perder interés por él, sobre todo porque me aburre ver hacer a alguien lo que yo llevo haciendo desde hace demasiado tiempo. Me sé todos los gestos, estrategias, tretas, actitudes y toda esa farfolla recurrente de aficionados impotentes (como yo)…
23 AGOSTO 2009
© 2009 pepe fuentes