…En el tupido entramado del mundo del arte: artistas+políticos+medios de comunicación+teóricos+ críticos, hay demasiada impostura y sobreentendidos trufados de intereses de todo tipo. No sé. Supuesto: artista, ávido de curriculum (la ficción más aburrida del mundo), ideológicamente de izquierdas, o de derechas, es lo mismo, hace sus cosas; luego, corta y pega conceptos, «progresistas» o «conservadores», a sus cositas y las vende a políticos de «la misma cuerda» que las compran y así emplean el presupuesto asignado para festejos. Todos contentos. Los que pagan, o están en sus cosas o les da igual. A mí también. Esa secuencia puedo entenderla y no me molesta demasiado. Lo que sí me molesta son los que se autoproclaman artistas y no parecen dudar ni un solo instante que lo son. Yo no sé lo que es ser artista, pero sí sé que han existido, muchos y muy grandes. Los aficionados a la «artisticidad», por mucho que nos abrumen con repetidos actos de fe y afirmaciones impúdicas sobre su pretendida condición, es más que dudoso que lo sean. No, todavía no. Para saberlo hay que esperar mucho tiempo: nadie dispone de tanto en vida. El término y la cualidad de artista, otorgada a grandes creadores a lo largo de la historia, ha situado el término a una altura inaccesible e imposible para la gente común. A partir de esta premisa, me parece irrespetuoso y grosero que pueda apropiarse de ella cualquier aficionado a las manualidades…
17 NOVIEMBRE 2009
© 2009 pepe fuentes