Y UN VIERNES A ÁVILA… (o el microviaje fallido, o no tanto). Treinta de octubre: el día anterior pensé que, sin otra cosa que hacer al día siguiente, viernes, podía acercarme a Ávila. Se encuentra al norte de mi casa, no está cerca, pero tampoco lejos. Hoy martes, tres de noviembre, mi intención era escribir un Microviaje. Los distintos planos del tiempo de este diario, que nunca coinciden, me traen de cabeza: primero fotografío, sin pensar, sólo dejándome llevar por impresiones; luego revelo, mecánicamente, recurriendo a lo que ya sé; después, llega el momento de escribir sobre lo sucedido (recuerdos y fotografías) y, finalmente, cuando busco la forma de hacerlo coincidir, o ya es tarde, o todo es confuso o demasiado banal. No obstante, todos los planos me resultan necesarios; y a veces alguno más. Aunque, lo quiera o no, en el momento en que acabo de colocar las piezas ya todo es pasado, luego prescindible; salvo si intento dotar a la experiencia de un alcance o proyección que tenga sentido ahora, o incluso pasado mañana…