…Siempre busco la Fotografía de la ciudad que visito. Miraba y miraba, de vez en cuando me paraba, fotografiaba. Sin fe. Caminaba expectante, pero las sorpresas no aparecían. En la silenciosa y discreta y amurallada ciudad (esto último también puede interpretarse metafóricamente), no parecía suceder nada en especial; desde luego nada que mi mirada fuera capaz de captar. Comencé a aburrirme, tanto, que hasta me dio por fotografiar cualquier motivo que se me pusiera delante: a esta monja, por ejemplo, que había salido a comprar. Me parecía una ciudad como la mía: predominaba la iconografía católica hasta el sofoco. Creo conocer, aunque quizá superficialmente, cuales son los rasgos predominantes de estas pequeñas ciudades castellanas. Lo más importante: la sabida catedral gótica y algunas iglesias más alrededor. Algunos edificios de arquitectura antigua y singular, de origen civil o militar. Calles pequeñas y umbrosas donde predomina el comercio tradicional y los escaparates deslucidos. Y transeúntes maduros que se acuestan temprano…
22 NOVIEMBRE 2009
© 2009 pepe fuentes