…Fotografiar en esos interiores es para mí una obsesión. Iglesias sin culto y sin curas y sin sacristanes. Conventos lentamente abandonados. Almas esquivas y medrosas de monjas que ya partieron. Salas grandes de altos techos donde sólo habiten telarañas y recuerdos. Sótanos abovedados donde hace años que no pisa nadie. Escaleras tortuosas hacia sombras impenetrables; o hacia tejados agujereados. Pasillos angostos en los que al final se adivine una débil luz inconsolable; o mejor aún, un prometedor recodo que esconda, a la izquierda y al fondo, el secreto mejor guardado. Tantas y tantas cosas inaccesibles para mí. Cómo no había de desear apasionadamente apropiarme de su alma. Sería un viaje alucinante y alucinado a sus entrañas, a su esencia misma. No, no quiero desentrañar, ni describir nada, sólo quiero sentir la emoción de ver y después fotografiar…
21 DICIEMBRE 2009
© 2009 pepe fuentes