…Mis amigos, Masao y Harumi, vinieron en viaje turístico a Europa: Italia, Francia, España. Estuvieron dos días en esta ciudad. Volvieron a Kioto a por sus cosas, cerraron su casa y se vinieron aquí para siempre: más de treinta años. Nunca supe con certeza por qué penetró en su corazón esta triste melancolía sin fin. Masao, nada más llegar, comenzó a reinterpretar cuadros de El Greco. Luego, otras muchas cosas. Paisajes fantásticos, líneas de horizonte remotas con perfiles de montañas mitológicas, y objetos o personajes flotando en cielos negros o de intenso azul, que te transportan a visiones e insondables fantasías. Fue un hiperrealista de los sueños. Genial paradoja. Sí, ellos vivieron en estas calles durante muchos años. Nos hicieron disfrutar a todos de su fabuloso e inimitable arte, su amabilidad, su lealtad, su calidez y ternura y también su furia. Desde que nos faltan estamos más solos las mañanas de invierno, frías y nebulosas…
A estas alturas ya
no hay ni Este ni Oeste.
Sin tener camino al que ir…
Masao Shimono