28 FEBRERO 2010

…Tardé cuatro horas y media en ir y volver. Calculé que había recorrido poco más de dos kilómetros. Había empleado cinco rollos de diez tomas. He seleccionado cinco fotografías (las de estos últimos días). A lo largo del recorrido no hablé con nadie. Me encontré con algunos paseantes tranquilos y otros, con atuendos deportivos, que corrían mucho. Durante un buen trecho y más de una hora, unas veces delante y otras detrás, una pareja joven seguía la misma dirección que yo. Parecían visitantes e iban despacio, tanto como yo. Él se paraba de vez en cuando a fotografiar con una cámara digital (parecía). Ella no hacía nada, caminaba despreocupadamente con las manos en los bolsillos. Cuando iban delante no podía evitar mirar la estilizada imagen que ofrecía (estaba realmente bien). Supongo que eso me distrajo un poco de mi propósito. No la fotografié y después lo lamenté. De vez en cuando se sentaban y se besaban. A lo largo del recorrido, y a intervalos de trescientos metros, grupos de varios obreros, generalmente sentados o reunidos en círculo, de pie, charlaban y esperaban a que la jornada terminara de una vez. No hacían nada. Cerca, había algunas herramientas en el suelo y pequeños montones de hojas que habían recogido perezosamente. Puede que en un kilómetro hubiera más de veinte obreros sin fe en el trabajo (supongo). Debía tratarse de un ruinoso negocio para los contribuyentes y rentable para los políticos. Imagino, porque yo de eso sé poco.