Me he hecho un lío con las entradas del diario: creí que hoy estaba preparado, pero no, no era así. A las diez de la noche de ayer descubrí el error: hoy, día catorce, estaba completamente en blanco. Miré perplejo el inquietante y amenazador vacío sin saber qué hacer. Ya era tarde para todo. Angustiado, recordé una fotografía realizada en el mercado del arte donde un hombre tranquilo mira un espacio en blanco; igual que yo. Feliz coincidencia de espacios en blanco; lo que se refiere a la fotografía ya está resuelto, -me dije-. Ahora, te falta el texto, son las once y no tienes ni idea de qué escribir. Pensé: pasado mañana comienza la crónica de la visita al mercado del arte, así que nada mejor que incluir un prólogo escrito por otro, naturalmente, como todos los prólogos. A las once y media tenía rellena la casilla vacía del día catorce.
PRÓLOGO, por Vicente Verdú: «…la nómina de los objetos corrientes, los cubos de basura, las bombillas o los sujetadores son tanto arte como no lo son. Es decir, nada puede contemplarse sin confundir un bulto con una diseñada composición. Y viceversa: cualquier hecho será arte en la medida en que, como los accidentes, eluda la composición».
14 MARZO 2010
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