…Como la comida no me producía ningún placer, me dediqué a observarla. Lo hice con atención e intención curiosa. Tenía un cuerpo algo ancho sin ser obesa (los prefiero más estilizados), su rostro, aunque corriente y algo anodino, denotaba una cierta personalidad o algún contenido existencial que la hacía parecer interesante. No levantó la vista nunca para mirar alrededor suyo. A mí, a pesar de estar frente a ella, no me dirigió la mirada a lo largo del tiempo que tardamos en comer. Tampoco pareció que intuyera que yo la observaba constantemente (o sí). Todos los que azarosamente nos movimos a su alrededor a lo largo de media hora no existimos para ella. Sólo se interesaba por varias publicaciones que tenía sobre la mesa y que hojeaba distraídamente. Me dije: -esta mujer, a pesar de que debe interesarle el arte, por algo está aquí, no parece que sienta curiosidad en absoluto por las personas, luego el arte que debe preferir es el conceptual, o tal vez abstracto, por ejemplo-. Salimos al mismo tiempo del restaurante de comida imposible. Ella se perdió a toda prisa y yo hice esta fotografía…
23 MARZO 2010
© 2010 pepe fuentes