…Lo curioso es que minutos después me la encontré al frente de una galería (estaba sentada en los lugares que suelen ocupar los galeristas), y detrás de ella la única obra que exponía en su stand de paredes revestidas de tela roja: una especie de montoncito de arena puntiagudo en el centro. Nada más. Entonces entendí lo de no mirar a nadie. Estos galeristas, al menos, están orlados por bellas decoraciones florales. Seguro que si hubiéramos coincidido en el expendedor de comida basura se habrían fijado en mí (o no)…
24 MARZO 2010
© 2010 pepe fuentes