…Para trascender o ir un poco más allá del hecho fotográfico banal o meramente fortuito, es preciso dotar al momento del retrato de una atmósfera y puesta en escena ceremonial; sin ella no será fácil que el «aire» al que se refiere Barthes aparezca. No creo que llegue a ser un retrato, tal vez algo parecido, pero será otra cosa. La representación por parte de los actuantes debe ser seria, asumida, pero también consciente de que se está participando en una forma de ficción. Ambos representaremos nuestro papel y nos someteremos a las leyes del azar y la probabilidad. Llegaremos a «ser» verdaderamente o sólo conseguiremos una pálida imitación de nosotros mismos? A priori nunca se sabe. La idea de Roland Barthes sobre este aspecto me parece esencial para entender el retrato fotográfico: «El aire es así la sombra luminosa que acompaña al cuerpo; y si la foto no alcanza a mostrar ese aire, entonces el cuerpo es un cuerpo sin sombra, y una vez que la sombra ha sido cortada, como el mito de la Mujer sin Sombra, no queda más que un cuerpo estéril. El fotógrafo da vida a través de este tenue ombligo; si no sabe, ya sea por falta de talento, ya sea por mala suerte, dar al alma transparente su sombra clara, el sujeto muere para siempre». Roland Barthes
16 ABRIL 2010
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