Hace días, azarosamente, me encontré con una cartel anunciando una exposición fotográfica de excelente título: El silencio como punto de partida, de un fotógrafo al que no conocía: Germán Herrera. No pude visitar la exposición, pero sí una web donde pude ver cuarenta de sus obras que me impresionaron. Magnífica obra la de este autor mexicano. Es misteriosa, de gran fuerza visual y poder sugestivo. Realiza obra directa y montajes, y cada una se parece a la otra: toma directa que su mirada transmuta en fantástica, y creaciones imaginarias que convierte en reconocibles, aunque oníricas y contagiosas. Magnífico, Herrera. No, no lo conocía. Cuando una obra me encanta me resulta ineludible contrastarla con la mía y ese es un ejercicio nefasto para mí; y no sólo porque la otra suele ser considerablemente mejor técnica y temáticamente, sino porque me inocula todo tipo de dudas hacia mi trabajo. Supongo que nada de eso puedo evitarlo…
28 ABRIL 2010
© 2010 pepe fuentes