…No sé si me gustan los motoristas. Depende de quién se trate, supongo, pero es que tampoco conozco a ninguno. Sí, me gustan mucho las motos, aunque nunca he conducido ninguna. Jamás me ha interesado hacerlo. Nada más ver al motorista con su moto, en un escenario tan deslumbrante como Arenas Blancas, Nuevo México, no pude dejar de perseguirle a través de mi visor y fotografiarle, por supuesto. La escena resultaba chocante en un lugar propicio para las alucinaciones, aunque no tan surrealista y enigmática como la composición del Conde de Lautreamont: «Bello es el encuentro fortuito sobre una mesa de operaciones, de una máquina de coser y de un paraguas». La belleza, la temperatura, la intensidad de la luz, me excitaban hasta el descontrol. El motorista pareció darse cuenta de mi fascinación y dio varias vueltas en el blanco escenario …
2 JUNIO 2010
© 2008 pepe fuentes