…Mis retratos, sin embargo, son impuros, impredecibles y quizá algo desmañados, pero tienen «algo» especial de lo que el primer sorprendido soy yo, porque tienen vida propia, me parece. Vulneran todas esas condiciones ampliamente aceptadas de la fotografía: La Unidad Formal (a veces tan uniforme y aburrida). Además, a mí, técnicamente, me sale casi todo desorganizado. No, no voy a seguir reflexionando sobre este asunto, al fin y al cabo las cosas son como son y nada más relevante hay que decir; salvo que uno debe mantener su personal e intransferible forma de hacer las cosas, y que sean los resultados lo que salven o condenen a cada uno… (otra más que no se ha salvado)