Crónica de los Lunes VIII: -pregunté a la encantadora chica de la entrada si estaba triste o cansada; me contestó con su dulce sonrisa habitual: cansada, triste, para qué?-;-nuestro amigo A., dijo a los insustanciales chicos: «no os veo», pero no le entendieron-;-me paralicé, retrocedí espantado dos o tres pasos, no quería acercarme a comprobar las catastróficas consecuencias del estruendoso impacto del flash contra el suelo; lo derribé al engancharse el cable en mi pie. Luego, una vez colocado sobre el trípode y apartado en un rincón, fue él quién decidió arrojarse al vacío y destrozarse completamente. Mi flash se suicidó por no soportar la agonía y el dolor. Es increíble mi capacidad para contagiar a mis cosas con mis dolencias-;-en la noche del sábado, muy tarde, Naty resbaló y se rompió un hueso metatarsiano del pie izquierdo. La doctora del servicio de urgencias nos recibió malhumorada y lagrimeando copiosamente, pero no supimos el por qué de ambas cosas-.
21 JUNIO 2010
© 2002 pepe fuentes