Tres de Junio IV…Deambular sin propósitos por el monasterio y el palacio, nos había inoculado una cierta languidez en el espíritu. Fuera, el sol llamaba a las ventanas. Era preciso salir de allí cuanto antes. Tanto afligido romanticismo, oscurecido por los siglos, podría pesarnos en el ánimo el resto del día, a pesar de tener el supuesto sentido estético sensibilizado y ejercitado para estas experiencias…
4 JULIO 2010
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