Cinco de Junio VI: seguí fotografiando porque la luz y la disposición de los espontáneos, involuntarios y advertidos figurantes, componían un cuadro enigmático. En las ciudades, azarosamente, los transeúntes quietos o en movimiento, en escenarios imprevisibles pero idóneos, conforman escenas, representaciones o coreografías que dicen, que expresan algo que se encuentra un poco más allá, quizá en el secreto, o tal vez sugieren el ineludible infortunio del hombre sobre la tierra. Estos momentos plásticos suelen contener una inexpresable belleza, al menos para mí, y aunque siempre los busco los encuentro muy raramente. Aparecen de pronto, en unos segundos y una vez descompuestos ya no vuelven a suceder, al menos en ese escenario y en esos momentos. El supuesto talento del fotógrafo está en captarlos y que no resulten falsas impresiones: el visor, como la mirada y la percepción, con frecuencia engañan…
21 JULIO 2010
© 2010 pepe fuentes