27 JULIO 2010

Siete de julio I: estoy muy contento con un nuevo camino que bordea varios kilómetros del rio, antes de llegar a la ciudad, desde el noreste. Lo recorro a lo largo de tres o cuatro kilómetros cada día, por la mañana. Hoy me he llevado la cámara (grande) y he fotografiado. La primera ha sido a una antigua central eléctrica, junto a una presa. Justo al lado, rodeado del lento y envolvente movimiento del agua, estaba posado el pájaro filósofo, lejano y contemplativo (apenas si se aprecia en la fotografía). No falta ningún día y pasa mucho tiempo allí, mirando el río y pensando. Los ríos son propicios para los pensadores, porque son, en sí mismos, una metáfora sobre el discurrir de la vida y el tiempo. A lo largo de mi vida, cuando he sentido la necesidad de pensar en algo, y si me encontraba cerca de uno, siempre ha sido el lugar elegido…