…porque sospecho que es bastante más complicado saber lo que se quiere hacer que hacerlo. Intentaré seguir perfilando la segunda parte que enuncié ayer: –lo que deseo hacer en fotografía-. Puedo afirmar, sin demasiado riesgo de equivocación, el deseo de que mis fotografías muestren, o sugieran, o aludan a la vida, o a la muerte, pero desde la perspectiva de la vida. No cosas muertas y muertas y muertas, sin más. Esos propósitos siempre han existido, pero han aparecido intermitentemente, indecisos, sin la suficiente fe en sí mismos para imponerse. Quizá el problema haya sido debido al autodidactismo; o más bien a la debilidad de pensamiento. Normalmente no he llevado a cabo un proceso de reflexión e interiorización intenso, esforzado, profundo. Siempre me he lanzado a la acción de forma un tanto precipitada, esperando que los resultados, por sí solos, disimularan la imperfección y la insuficiencia de reflexión. Sin la imprescindible formulación-reflexión y debida orientación del trabajo a acometer, éste avanzará a impulsos sin mucho sentido y será, con toda probabilidad, una bazofia. Pueden existir momentos felices, que en combinación con una cierta intuición traigan a la luz fotografías afortunadas (como la de hoy), pero una obra fotográfica consistente no puede ser el amontonamiento de hallazgos extraídos del azar o la suerte…
25 AGOSTO 2010
© 2004 pepe fuentes