…Fotografié primero al espía y después al objeto de su atención, a su objetivo: el jugador. Actué deprisa por miedo a que el individuo volviera al local de apuestas o abandonara su empeño y, claro, eso no contribuyó a que mi encuadre fuera el adecuado. Se puede observar que el espacio de luz y la perspectiva que se abren a la izquierda son nefastos, inapropiados para la naturaleza dramática de la escena. Dispersa la atención; en fin, ese lamentable error produjo una fotografía fallida. Probablemente, con un ligero giro de la cámara hacia la derecha, o bien adelantándome unos pasos, habría conseguido cerrar la escena y dotarla de la fuerza imprescindible que requería la historia del -jugador desafortunado-.
22 SEPTIEMBRE 2010
© 2010 pepe fuentes