Once de septiembre de dos mil diez. Sábado por la noche. Entrego dos retratos de –La habitación de retratar– Uno de ellos, éste. Estoy razonablemente satisfecho de él. Creo que tiene suficiente expresión y el rostro da cuenta de la vida del fotografiado. Se trata de un hombre maduro, muy fuerte, que se ha dedicado al mundo del espectáculo circense toda su vida. Aún se mantiene activo con éxito. Cuando se enfrenta a su retrato se queda perplejo y dice no entender. El desagrado asoma a su cara e incluso elude mirarlo. Después de un rato se sincera y dice que no se reconoce; que él no se ve así. La imagen que le devuelve el espejo de papel baritado, no se corresponde con su imagen interiorizada. Él se siente joven y, además, considera que su cuerpo es el de un atleta de treinta años y el rostro, en esta fotografía, es el de un hombre viejo (eso dice). No existe correspondencia entre su cuerpo y su cara, y claro, los culpables de esa desagradable impresión somos yo y mi vieja cámara grande. No sé qué decirle. Para sostener el momento de forma cordial recurro a dos o tres tópicos, con poca convicción y menos ganas (la crudeza de los primeros planos, la fuerza dramática y esencial del blanco y negro, el aura de la copia argéntica y alguna que otra tontería). También podría haberle hablado de filosofía; Karel Kosik, por ejemplo, dice: «¿Puede ser que la realidad no sea conocida con exactitud a no ser que el hombre se reconozca en ella? Esto implicaría que el hombre se conoce y sabe qué aspecto tiene y qué es, más allá de la reproducción de su imagen. Pero, de dónde obtendría la certeza de que lo que sabe representa correctamente la realidad y no es una mera suposición? Mi experiencia en esos casos confirma que el grado de satisfacción del retratado es mayor si el resultado «fotográfico» no disuena con estándares tipológicos «agradables o estéticamente asumibles». Supongo que todo el mundo soñamos e idealizamos nuestra imagen y representación. Si el retrato la confirma, todo va bien; si no, NO.
1 NOVIEMBRE 2010
© 2010 pepe fuentes