Ayer me olvidé de mencionar el título de la serie en la que se sitúa la fotografía (lo cierto es que todavía no lo sabía). Ahora lo sé, se llamará: -la belleza interior- (aunque quizá lo cambie, porque nada más enunciarlo me resulta sospechoso). La serie a la que pertenece la de hoy será: –el influjo de las sombras-. La luz genera la sombra y viceversa. Las sombras proyectadas sobre paredes, suelo, agua o cualquier superficie, suscitan sensaciones ilusorias: la fundada sospecha de que lo aparentemente ausente está presente. Estas sencillas alusiones visuales entran sinuosa y eficazmente en la proyección del otro mundo que todos llevamos con nosotros. Ante una imagen con sombra es difícil permanecer indiferente, porque siempre transportan al íntimo mundo de lo posible e imposible. Quizá las sombras sean un recurso fácil. Sí, tal vez. Pero, a mí me interesan, mucho, e independientemente de obvias metáforas sobre la ausencia y otras figuras poéticas, las sombras siempre tendrán sobre mí un poderoso INFLUJO. «Las sombras: unas ocultan, otras descubren». Antonio Porchia
6 DICIEMBRE 2010
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