…El sentido último del Caos sería llegar al centro mismo de un laberinto, construido lenta y esforzadamente, de afuera adentro, del que no podría salir jamás. Cualquier intento inconsciente de fuga me conduciría nuevamente al centro. Todo ese turbio y anhelante impulso conllevaría una irreparable pérdida de memoria. Nadie podría ayudar a un condenado así porque el dédalo donde habitaría es imaginario y por lo tanto invisible. Tampoco sería una epifanía con derecho a gloria; ni una metamorfosis liberadora como si de una ingenua y confiada crisálida se tratara. No, simplemente sería un plan maldito e insuperable por vacuo, inútil y terco…
18 ABRIL 2011
© 2006 pepe fuentes