Qué sabe este hombre del hecho fotográfico, de la existencia de esta fotografía concreta? Nada. Es un hombre inadvertido, absolutamente inocente y culpable al mismo tiempo. También yo lo soy respecto a él. A mí, quién sea o pueda ser, me trae sin cuidado. Sin embargo, sí me interesa mucho como trasunto de lo humano y lo fotográfico. Hay poderosas razones; una de ellas, para bien o para mal, es que pertenezco a la especie humana (no soy un avestruz, me parece), y además fotografío. Él no supo que ese momento de su vida, en el que está realizando algo que le colma la expresión de seriedad y transcendencia, fue abducido por mi cámara y la película que contenía. Me lo llevé a mi «cuarto oscuro«, revelé esa película, y unos años después (el otro día) positivé una copia de su «momento» que irá a parar a una caja durante unos cuantos años. Me pregunto qué podría pensar este hombre si viera su «momento» en esta fotografía dentro de veinte o treinta años. Probablemente, un sobrino o quizá un fotógrafo profesional (de los que cobran por copia entregada), le hicieran fotografías esa mañana, pero claro, esas son otra cosa. Si él pudiera elegir entre las otras y ésta, se inclinaría por las otras, seguro. Lo que él no sabría es que ésta es única, es la «auténtica y esencial fotografía de su momento». Nadie pudo hacer otra igual; sencillamente porque nadie lo pretendió y yo sí.
2 MAYO 2011
© 2006 pepe fuentes