Para mañana no tengo preparado el diario. Todo empieza por escribir. El contenedor de fotografías lo tengo en otro sitio. Cuando no puedo aplazar por más tiempo enfrentarme a no tener nada que decir, durante aproximadamente una hora, me dedico a dar vueltas por mi casa con los pretextos más peregrinos. Demoro situarme ante la pantalla, sencillamente porque sé que no tengo nada que escribir. Cuando finalmente consigo sobreponerme al pánico (después de deambular entre palabras; que tengan sentido o no es lo de menos, lo fascinante son ellas mismas), no puedo dejarlo, cualquier cosa que me distraiga me irrita profundamente. Lo que más me habría gustado hacer en mi vida es escribir; a todas horas. Lástima que me falte inteligencia, imaginación e historias que contar. Cuando a García Lorca le preguntaron qué era la poesía, contestó sencillamente: «una palabra a tiempo». Esa brillante idea tiene tanto que ver con la fotografía, porque a fin de cuentas no es otra cosa que un «destello a tiempo». Todo es lo mismo, eso sí, si hay talento e inspiración.
4 MAYO 2011
© 2009 pepe fuentes