Hoy es el último viernes del mes de Abril. Son las once y llevo tres horas y media en mi «cuarto oscuro». Terminaré (por hoy) a las catorce horas (parezco un cronometrador). Mientras copio fotografías para el Gran Secreto Último (y ahora un masónico, aunque nunca he sabido en qué consistía la masonería), escucho música (en este momento suena el magnífico trío número 2 de Shostakovich), y busco alguna idea que apuntar para cuando me toque escribir. A veces, inopinadamente, llega alguna y se va, sin que ni siquiera me dé tiempo a enterarme bien de qué iba. Su aparición me impresiona tanto como la visión de una culebra fugaz entre la maleza. Cuando quiero reaccionar, después del susto sobrecogedor, ya ha desparecido. Así no hay manera de sentirme hombre escritor, de esos que toman apuntes y todo…
7 MAYO 2011
© 2007 pepe fuentes