Llevo tres meses en el «cuarto oscuro«, tres mañanas a la semana. Las tardes, revisando los innecesarios esfuerzos de las mañanas. Ligeramente embrutecido por el propósito inacabable. Nunca termino; siempre me faltan negativos por copiar. Haga las que haga, da igual, fatídicamente, cada día, me enfrento al hecho de que siempre me quedan cincuenta copias por hacer. ¡Qué cansancio! Menos mal que, mientras insisto e insisto, a oscuras, suena música, constantemente, inacabable, con todas las resonancias posibles…
Fragmentos de la Copla del «cuarto oscuro»
«…Ojos verdes, verdes como la albahaca.
Verdes como el trigo verde
y el verde, verde limón.
Ojos verdes, verdes, con brillo de faca,
que están clavaítos en mi corazón.
Pa mí ya no hay soles, luceros ni luna,
no hay más que unos ojos que mi vía son.
Ojos verdes, verdes como la albahaca.
Verdes como el trigo verde
y el verde, verde limón…»
-Ojos verdes-. Rafael de León