ZURRAQUÍN III (o las fotografías que se revelaron tan oscuras e inciertas como los recuerdos). Después de fotografiar el majestuoso Acebuche, continuamos avanzando por el camino hacia el Acebuchal. Los «amos», conocidos en la zona como los «Carrucas», construyeron una casa para el guarda (mi padre) en el Cerro más alto de la finca, a poco menos de dos kilómetros de la casa grande, donde habitaban ellos y los trabajadores. La razón de situarla en el punto más alto de los alrededores, debió ser porque así el guarda (mi padre) podía vigilar más terreno; o simplemente por fastidiar, porque la pequeña casa estaba alejada de todo y de todos. Fue una circunstancia transcendente para mí, porque sospecho que influyó en mi manera de ser y estar en el mundo posteriormente: no compartí juegos con otros niños, y esa anómala circunstancia pudo ser el origen de una cierta misantropía y también una obstinada independencia; aunque de ambos rasgos no estoy seguro del todo. También de otras muchas incompatibilidades y complejos; pero tampoco eso lo sé con certeza. Probablemente sólo sean conjeturas o simplistas respuestas a preguntas imposibles…
21 JUNIO 2011
© 2011 pepe fuentes