ZURRAQUÍN V (o las fotografías que se revelaron tan oscuras e inciertas como los recuerdos). Continuamos con el recorrido. Recordaba que muy cerca había un pozo, el más próximo a la casa, al que íbamos a coger agua para nuestro consumo. El sitio ya no se parecía nada al que fue; habían crecido muchos árboles y la espesura de las zarzas hacía que el lugar fuera impenetrable y el pozo invisible. En aquellos años, sólo había dos o tres árboles raquíticos y un pequeño cerro al lado que, para mí, representaba el fin del mundo y, una vez llegado a la cima, su infinitud. Ese insignificante cerrillo fue mi primera experiencia metafísica, o más bien enigmática e incomprensible. Fotografié la tupida vegetación que había succionado el pozo y perdí una tapa de objetivo, lo que me obligó a volver a buscarla y, sorprendentemente, encontrarla…
23 JUNIO 2011
© 2011 pepe fuentes