Mi vieja Mamiya se ha convertido en un espectáculo en sí misma. La tarde del dos de Julio, estaban los gays con sus cosas, también las lesbianas (creo que es lo mismo, pero no estoy seguro), los «trans», la música y luego mi Mamiya y yo. Estoy a punto de firmar autógrafos, y no porque sea un insigne y talentoso fotógrafo como afirmé el otro día (que lo soy, al menos por este mes, el que viene ya veremos), sino porque mi cámara despierta una increíble curiosidad e interés, e incluso admiración. Muchos fotógrafos, gentes que al menos llevan cámara, fotografían la mía, e incluso a mí con ella. Sí, la gente me pide que pose y luego hacen un primer plano de mi Mamiya RB67. En el colmo de lo extraordinario, esa tarde, se acercó una pareja a mí y me preguntaron si hablaba español (no sé de qué lugar debo parecer, quizá de un sitio raro), para luego decirme que tenían una fotografía de la cámara (no sé si de mí también) del desfile de hace tres años. Sí, cierto, hace tres años estuvimos mi cámara y yo en el evento. Me preguntaron qué precio tenía y les contesté que incalculable. Probablemente podrían comprar una de segunda mano a buen precio, pero claro no sería la mía, que tiene un valor inconmensurable porque es la cámara de un prestigioso fotógrafo (no sólo lo digo yo sino también google, de donde lo he copiado, naturalmente, y no sé quién se lo habrá dicho).
17 AGOSTO 2011
© 2011 pepe fuentes