«Las naciones hacen su camino con los errores sublimes y lo terminan con las verdades áridas. Los héroes homéricos vivían y morían; los esnobs de Occidente debatían sobre el placer y el dolor. De franceses de las Cruzadas pasaron a ser franceses de la cocina y de la taberna: el bienestar y el aburrimiento. Es natural que un pueblo que agoniza no quiera morir. La vejez histórica, como la individual, es un culto de la vida por falta de vida. Es el ajamiento caricaturesco del devenir. La persecución incesante de la felicidad, el gusto por el alarde del paraíso, la voluntad de asfixiar el núcleo amargo del tiempo, del corazón, son las pruebas de una profunda fatiga. En el deseo de agotarse en lo inmediato, se da la renuncia al infinito». E. Cioran (De la France, 1941)
4 OCTUBRE 2011
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