…Capítulo 2. Curiosa, y lógicamente, la chica que se había sentado a mi lado en el asiento que daba al pasillo en el otro tren, el que no iría a ninguna parte, estaba esperándome para que me sentara en el mío y así no molestarse en dejarme pasar. Además de atractiva era previsora. Nada más sentarnos, el tren se puso en marcha. Abrí mi libro, miré por la ventanilla y comprobé que la niebla empujaba, apelmazada e impaciente, contra el cristal. La niebla fuera, mi libro dispuesto a dejarse manipular, la temperatura perfecta, un blues en mi ipod, el tren en marcha y la chica guapa a mi lado…
11 DICIEMBRE 2011
© 2011 pepe fuentes