…Capítulo 4: Si este viaje lo hubiera hecho y descrito Muñoz Molina, sería perfecto: el placer físico habría sido sublime, gracias a su mejor uso de las palabras, claro, porque ellas ayudan a sentir más intensamente si son convenientemente elegidas y ordenadas. Hace poco describió un viaje en tren por Alemania en el que se sintió dichoso. Leía: La educación sentimental, de Flaubert, y describía las sensaciones que le proporcionaba la lectura como inmensamente placenteras, intelectual y artísticamente. Recientemente leí que Vargas Llosa había dicho que sería la novela que se llevaría a una isla desierta, viejo y manido tópico, por otra parte. Yo, puestos a elegir, habría preferido llevarme a la chica que había abandonado mi silenciosa compañía hacía unos minutos…