…Capítulo 9. Así no hay manera de alcanzar notoriedad, las fotografías que realicé (pocas) aparecerán dentro de un tiempo, cuando me decida a revelar la película Ilford 3200, y lo que contaré esos días nada tendrá que ver con ellas ni con mi viaje del treinta de noviembre. Con lo fácilmente que se ordena la vida en torno a las nuevas tecnologías y yo empeñándome en la in-actualidad y la demora como parte de mi vida espiritual. Como no salgo nunca de mi casa, mi inadaptación a los lugares públicos alcanza un grado absolutamente cómico: en la estación intenté subir por una escalera mecánica que bajaba, lo que me hizo patear inútilmente y no moverme del sitio (fue culpa de la escalera, claro, que iba en dirección equivocada). Me bajé del dichoso artilugio, furibundo con su equivocación y abochornado con mi torpeza. No levanté la vista para no comprobar que la gente que andaba a mi alrededor se partía de risa. A Muñoz Molina nunca le habría pasado eso. Nunca, seguro…
20 DICIEMBRE 2011

© 2009 pepe fuentes