Capítulo 14. La última visita que llevaba en mi inexistente agenda era echar un vistazo a una exposición de fotografía, largamente deseada; justamente desde que la inauguraron en Septiembre. Estaba seguro de que la exposición terminaba el treinta de noviembre y no sé por qué. Además tenía una cierta curiosidad por ver cómo se comporta una muestra en su último día. Quizá las obras expuestas se atarían a las paredes con fuertes argollas para que no las descolgaran, o el autor se encadenaría lloroso en un rincón y se declararía en huelga de hambre para que le concedieran una moratoria de un mes más. Me lo imaginaba retorciéndose desesperado por el final de algo supuestamente glorioso. El espectáculo prometía emoción. Entré en el edificio muy resuelto y, nada más cruzar el umbral, una aguerrida vigilante, de un salto, me cerró el paso y con una agresividad que me produjo un escalofrío, me espetó: ¿dónde va? Comprendí enseguida que algo no iba bien y que no era mi día con las vigilantes (o vigilantas?) (menos mal que a las del Reina Sofía procuré evitarlas alejándome en dirección contraria cada vez que divisaba a una; sospecho que provoco en ellas reacciones aversivas incontroladas) –A ver la exposición de fotografía- acerté a balbucear. –Qué exposición, aquí no hay ninguna exposición, la última terminó a mediados de mes y la próxima no comienza hasta mediados de diciembre- me dijo, impaciente y brusca, con la expresión inequívoca e incómoda de quien habla con un subnormal y casi empujándome hacia la calle. Me turbé mucho, a estas alturas las vigilantes (o vigilantas?) que me habían tocado el día treinta, me tenían a sus pies completamente derrotado y sólo acerté a farfullar: -perdone usted, ya me voy-. En la calle miré hacia la fachada, todavía incrédulo y terriblemente frustrado y, efectivamente, no había ningún cartel ni información alguna que indicara la existencia de una exposición. Cuando volví a mi casa, miré los recortes de prensa que tenía guardados y sí, estaba confundido, porque en un periódico decía que acababa el 15, en otro el 20 y en un tercero el 27, e, inexplicablemente, llegué tarde a todos los finales…
25 DICIEMBRE 2011
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