20 ENERO 2012

…Por la tarde hubo que hacer compatibles el dolor y los ineludibles trámites del enterramiento. Los acontecimientos se imponían vertiginosamente en una especie de nebulosa de inconsciencia e incredulidad. Estuvimos en el Tanatorio desde las dieciséis treinta hasta la una y treinta de la madrugada. El tiempo transcurrió  bajo la inexorable lógica de esos momentos, tanto para nosotros, como para los amigos y familiares que se acercaron a despedirle. Lo que sucedió a lo largo de la tarde fue el fiel reflejo de cómo había sido su vida, sencilla, seria, formal y honesta, por la que fue apreciado por personas como él que se mostraron sinceramente apenadas. Fue especialmente admirable la entereza y contenida sobriedad emocional de su mujer y sus hijos…