…Me equivoqué repetidamente, sufrí ataques de ansiedad, lo que supone un alto riesgo para todo lo que me rodea, pero, después de tres días, di por concluida la operación. Esos tres días los pasé sobrexcitado porque siempre que tengo que hacer algo que no me es propio, deseo acabarlo cuanto antes para dedicarme a lo que me gusta. Puedo pasar doce horas trabajando, urgido e incómodo. Por si fuera poco, no me conformé sólo con pintar con un cierto éxito (ahora el negro de las paredes es infinitamente más profundo que antes), sino que me permití variantes «creativas» que darían esplendor a los posibles retratos que pretendo seguir haciendo. Pensé…
28 ENERO 2012
© 2012 pepe fuentes