15 FEBRERO 2012

Lunes, treinta de enero: la semana pasada mucho contacto social. Cómo me he sentido? Confuso, perplejo. No entiendo muy bien cómo son los demás. Casi todas las personas con las que me he relacionado un rato (7 u 8, no más), me han parecido personas perfectamente entrenadas para llevar la vida que llevan. Quizá también yo esté capacitado para llevar adelante la mía. Aunque no lo sé. Lo que sería espeluznante, desde luego, es que nuestras vidas pudieran ser intercambiables. Imposible. A pesar de pertenecer todos al género humano y casi a la misma cultura, pues no. Sería una circunstancia de suicidio o destrucción. Todo está bien como está. Afortunadamente. A pesar de que soy esencialmente envidioso, no deseo las circunstancias de la vida de nadie. Sólo me gusta la mía. Sí envidio la inteligencia, el talento y las capacidades de los demás. Ah, pero su vida, condiciones habituales y  posibles eventualidades afortunadas no; eso nunca.