…Algo más sobre el signo de los tiempos: -desde hace unas décadas, me parece que desde el ocaso de las vanguardias y la llegada del conceptualismo (tan árido y antipático), la concepción de lo que podríamos llamar -belleza artística- ha derivado hacia la preponderancia de los conceptos en el origen y sentido de las obras plásticas. El problema es que, partiendo de la reflexión, se pierde el alma, y el resultado son obras simplistas y extrañas al hecho de mirar, ver, sentir y gozar. El creador o artista parece que dijera a la hora de «crear»: –verás, te voy a contar lo que pienso de la incomunicación y el vacío, y lo voy a hacer como si yo fuera muy listo y tú un deficiente y, además, como me importa una mierda tu sensibilidad, sencillamente porque es sumamente dudoso que la tengas, y me da igual que lo entiendas o disfrutes viendo mi profunda creación, lo haré como me dé la gana, aunque me salga feo y chapucero, con materiales asquerosos que se deteriorarán mañana, pero como eres idiota y me pagarás bien, tienes lo que te mereces, así,que te den-. Y en ese preciso momento es cuando la gente de mi barrio, cuando les digo que voy a acercarme a Arco, me miran con extrañeza y me dicen con tono sarcástico que -esas cosas ellos no las entienden-. Pero claro es que son los vecinos del barrio, pienso. Siempre estoy a punto de decirles que yo tampoco, pero no me atrevo. Fin de la historia del «El hombre que Sí estuvo allí».
12 MARZO 2012
© 2012 pepe fuentes