…De todas formas, si el final se adelanta peligrosamente para mí, el mundo no tiene por qué preocuparse porque nada de lo que me propongo hacer será importante para nadie. Sin embargo, yo lo sentiré mucho; y quizá, durante un rato, los míos, pero como son pocos, nada se conmoverá. Fotografío y escribo. Mis fotografías no cambiarán la evolución del lenguaje fotográfico, ni crearán tendencia, y ni siquiera entretendrán a nadie. De lo que escribo, mejor ni hablar. Ah, pero lo que consigo hacer diariamente, banalidades tal vez, junto con la suerte claro, es inmensamente importante. Da sentido a mi vida y me mantiene permanente e ilusoriamente ilusionado. Ah, y no me preocupa en absoluto que Remy de Gourmont tenga razón: «Un imbécil no se aburre nunca: se contempla».Vale, de acuerdo, pero que todo sea un jolgorio que dure y dure. Que no acabe nunca…