…Menos mal que me estoy quitando de ese pesado intento de averiguar el sentido y transcendencia de lo que hago. Eso sí, del diario no me quitaré. El otro día, en un programa de radio, oí a Alfonso Armada, escritor y poeta, que contaba que hace tiempo se propuso escribir un poema diario a lo largo de un año, trescientos sesenta y cinco poemas; lo consiguió pero lo calificó de tarea titánica y absurda. Puede que, tratándose de poemas, tenga razón, la poesía es muy exigente y sobre todo bajo la presión de la inexorabilidad del reloj. Lo mío no es así, a mí el diario me sale fácil casi siempre. Quizá tenga que ver con el nivel de exigencia del propósito…
24 MARZO 2012
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