…Cargué mis bártulos en el coche y me alejé por un camino a un montículo cercano. Desde allí veía las construcciones derruidas y el paisaje muerto. Salí del coche y observé el entorno. Sentía un desasosiego creciente porque tenía la impresión de que algo que no podía ver estaba sucediendo. Entonces, a unos cien metros, justo en la esquina de las construcciones derruidas que se pueden ver en esta imagen de hace unos años, apareció la figura de un hombre siluetada en un desvaído contraluz. Nos mantuvimos inmóviles durante unos minutos mirándonos. Me inquietó porque estábamos a kilómetros de distancia de cualquier población y no le vi llegar, luego, deduje que me había estado observando escondido durante las dos horas que estuve allí y, ahora que me había alejado un poco él, se había hecho visible para marcar el territorio. No fotografié más. Sólo quería salir de allí cuanto antes.
31 MARZO 2012
© 2007 pepe fuentes