…A Florentino, el Efímero, poco a poco, y a medida que el tiempo pasaba
vertiginosamente, se le cayó algún pétalo. No le dio importancia, porque
pensó que podría seguir con su vida como si nada. Sintió algo de frío, la luz era
ambigua y mortecina. No era el lugar apropiado para que Florentino,
el Efímero, de absurda vocación inmarcesible, pudiera sobrevivir inalterable…
13 JUNIO 2012
© 2012 pepe fuentes