…Doscientos metros más adelante, giramos a la derecha. En esta nueva avenida, a ambos lados, grandiosos e impresionantes edificios. Detrás de su hermética frialdad se intuían fabulosos tesoros e importantísimos secretos. -Este es el gran mundo del que te encuentras tan alejado como un pequeño e insignificante guijarro de un descampado cualquiera-, me dije. No obstante, me sentí feliz. No esperaba nada de nadie; ni siquiera de mí mismo…
4 SEPTIEMBRE 2012
© 2012 pepe fuentes