12 SEPTIEMBRE 2012

…Por la tarde, a las cinco, una boda. Era el motivo de nuestro viaje a Washington DC. No voy a contar quién se casaba y por qué asistimos desde tan lejos. No. Pues eso. Sólo que los novios eran jóvenes, guapos, simpáticos, inteligentes y que tienen un gran futuro y un horizonte social y profesional exitoso. Brillante, seguro. Así son las cosas. Después, el momento ceremonial mixto; rito judío y cristiano. Cada uno de ellos estaba apuntado a una de esas religiones, aunque no sé con qué grado de fe, esperanza y sentida y feliz paz de espíritu. Ah, y compromiso, porque esto de las religiones requiere comprometerse con los dogmas. Por supuesto. Después, el coctel, la cena y el baile. Muy bonito todo. A las once habían terminado para nosotros todos los acontecimientos del día, presididos por las convicciones, la fe, la esperanza y el amor. Muy grande todo para mi desorientado e inadaptado espíritu. Me sentía terriblemente cansado. Nos retiramos discretamente. Al día siguiente volvíamos a España.
(*) Esta pareja no son los novios, son Gabriel (mi hijo) y Jackie, su mujer (ya están casados desde hace tiempo). Tengo una fotografía de los novios, pero no la incorporo al diario porque no es pertinente.